Tunguska Impacto En Siberia

Tunguska
Nombre de un afluente del río Yenisei en el altiplano siberiano, que, por asociación, se le ha dado a uno de los acontecimientos colisionales más misterioso de un cuerpo celeste con nuestro planeta.

El 30 de junio de 1908, a las 7,17 horas de la mañana, los habitantes de ciudades y pueblos en el corazón de Siberia, a Norte del lago Baikal, vieron en el cielo un objeto similar al disco solar, pero con una luminosidad aún más enceguecedora. Se desplazó de Sur-Este a NorOeste, dejando atrás una estela de humo; después cayó acompañado de estruendo en una zona deshabitada inmediatamente al Norte del río llamado Tunguska medio o rocoso. Las exactas coordenadas geográficas del lugar de caída, determinadas unos diecinueve años después del impacto son: 60 grados 55 minutos de latitud Norte y 101 grados 57 minutos de longitud Este. De los testimonios recogidos surge de inmediato que la caída del cuerpo celeste había ocasionado un desastre de grandes proporciones, quemando bosque, matando animales y aterrorizando a los nativos tungusi que habitaban en las pobres cabañas próximas al lugar de caída. También los efectos indirectos del bólido son notables: los destellos son vistos en un radio de 700 km desde el lugar de caída y el ruido dentro de los 1.000 km.

Los sismógrafos de todo el mundo registran el choque, que allí se atribuye a un acontecimiento sísmico, los barógrafos registran un desplazamiento de aire y durante algunas noches después del 30 de junio se producen en la Europa Central un extraño fenómeno: crepúsculos de un rojo fuego se prolongan más de lo normal. Algo similar sucedió en 1883, después de la explosión volcánica del Krakatoa, cuando los polvos lanzados hacia la alta atmósfera por el volcán, reflejaban la luz del Sol en plena noche.

Las condiciones político-económicas de la Rusia zarista en 1908, no permitían el envío de una expedición científica. Esto se hace trece años después, en 1921, por iniciativa de un geólogo del Museo de mineralogía de Leningrado, Leonid A. Kulik (1883-1942)/ quien, acompañado de guías locales, llegó a la zona de los hechos. Kulik descubrió que el impacto del cuerpo celeste había quemado 2.000 km2 de bosque, encuentra todavía los árboles derribados y piensa en la caída de un meteoríto de grandes dimensiones. Sin embargo no encuentra rastros ni de cráter, ni de fragmentos meteoríticos.

Vuelve varias veces a la zona  acompañado de Evgheni L. Krinov, un estudioso de meteoritos, sin llegar a.resolver el fenómeno de Tunguska. El geólogo de Leningrado muere en 1943, en la guerra, y las investigaciones son continuadas por estudiosos como el geoquímico Kirill P. Florensky y otros. En los últimos años se ha afirmado la hipótesis que explicaría tanto los fenómenos observados, como la falta de trazas del cuerpo que chocó.

La catástrofe habría sido causada por un fragmento que se separó del cuerpo principal del cometa de Encke (un Cometa periódico que realiza una vuelta alrededor del Sol cada tres años) que al entrar en contacto con las capas más densas de la atmósfera hizo explosión antes de tocar el suelo, desarrollando una energía equivalente a la explosión de 12 millones de toneladas de TNT y volatizándose por completo.

 Recordemos que la materia de la que están constituídos los cometas es muy incoherente y de baja densidad, lo que explicaría la ausencia de un cráter en el terreno, la ausencia de fragmentos meteoríticos sólidos y, por último, las partículas que permanecieron en suspensión en la atmósfera fueron las responsables del fenómeno de las noches luminosas. Esta hipótesis, corroborada en 1978 por cálculos efectuados por el cometólogo Lubor Kresak, es la considerada hoy como más probable, aunque no la única. Otros atribuyen el desastre de Tunguska al impacto de cuerpos celestes exóticos como un mini agujero negro, un fragmento de antimateria o incluso una astronave extraña. Pero obviamente todas estas no son más que reconstrucciones fantásticas.


Esta entrada ha sido publicada en General y etiquetada como , , , , , , , . Guarda el enlace permanente.

Deja una respuesta