Los datos más fiables sobre el origen de Archez se fundamentan en las innegables raíces moriscas de lo que bien pudo ser una alquería. Como se sabe, los moriscos constituían una compacta minoría ubicada en tierras andaluzas y que,en frase de San Juan de Ribera, andaban sueltos y libres dedicándose a los oficios de artesanos, buhoneros, comerciantes, etc, independencia que preocupaba, de tal forma que, unido al poder que les otorgaba el liderazgo en la producción, provocó que Felipe III decretara su expulsión en 1609, al ser considerados como un peligro para la unidad religiosa en la España de la Contrarreforma.
tras las revueltas moriscas fueron deportados 76 moriscos, hijos de Archez.y repoblada con cristianos viejos entre los que se repartieron suertes de tierras.
En 1487, las tropas cristianas que comandaban los Reyes Católicos conquistan la zona, pasando la villa de Archez junto con las de Canillas de Aceituno, Corumbela, Algarrobo y Salares, al señorío de D. Diego Fernández de Córdoba, que después sería marqués de Comares. El marquesado de Comares, al cual pertenecía la villa de Archez, procede del cambio de la villa de Comares, que dio nombre al marquesado, por la de Sedella, según real cédula de la reina doña Juana de 20/12/de 1512.
La repoblación de esta primera mitad de siglo fue descaradamente discriminatoria en favor de los cirstianos viejos a quienes se les concedián las tierras llanas y fertiles del litoral, confinándose a los moriscos a labrar los terrenos montañosos y laderas, de las sierras. A pesar de esta política ventajista y agraviante, los moriscos siguen explotando los campos que le han tocado en «suerte» con la resignación que incluso le hacían pasar por alto el periodo de calamidades que se suceden desde 1537 a 1561, donde intensas heladas y cuantiosas e intensas lluvias provocaron desbordamientos de arroyos, la destrucción de los campos y la consecuente pérdida de las cosechas.
Así las cosas, y por si la discriminación implícita en los repartimientos no hubiese sido lo suficientemente humillante, se produce en 1567 la publicación de la REAL PRAGMÁTICA DE FELIPE II, auspiciada por el inquisidor PEDRO DE DEZA, en virtud de la cual se prohibe a los moriscos llevar armas, hablar y escribir en su lengua tanto en público como en privado, usar sus propios vestidos y practicar sus costumbres, obligándoseles a entregar todos sus libros. Además se les imponen nombres cristianos y se les obliga a tener abiertas sus casas tanto de noche como de día; a descubrir el rostro de sus mujeres y renunciar a sus baños habituales además de la obligación de aprender el castellano en el tiempo límite de tres años.
Esta Real Pragmática encendió los ánimos entre los moriscos de las Alpujarras, estallando la rebelión en la taha de Poqueira la Navidad de 1568. Desde este momento comienza una verdadera guerra civil en la que el morisco perderá su personalidad jurídica para convertirse en objeto de caza.
La rebelión se extendió como un reguero de pólvora a todo el Reino de Granada, llegando a Bertomiz en Abril de 1569 alimentada por algunos instigadores como el morisco ALMUEDEN que, acompañado del sedellano ANDRÉS EL XORAIRA y el capitán Abén Audalla, llegan a Canillas de Aceituno con el pretexto de tratar la libertad de la esposa del Almueden, cautiva de un cristiano viejo. La conspiración tuvo lugar en el río de Canillas, donde se exaltó el ánimo de los moriscos canilleros, formándose una partida de veinte monfíes que el día 24 de Abril, al mando del Xorairán irrupieron en la venta de Pedro Ruíz, alias «El Mellao», asesinando a éste, a su esposa y a siete personas más. La mecha estaba encendida.
A medida que pasaban los días, la rebellión fue tomando cuerpo en toda la Axarquía y Montes de Málaga, por lo que en un primer intento de organización los moriscos eligieron jefe al competeño MARIN ALWACIR de importante linaje musulmán quien se dirigió a los sublevados en estos términos: «…. la muerte es cierta, yo pienso emplearla donde a lo menos quede sin venganza, defendiendo nuestra libertad, y si muriesemos peleando, la madre tierra recibirá lo que produjo, y al que faltare sepultura que le esconda, no le faltará cielo que lo cubra; no quiera Dios que se diga que los hombres de Bentomiz no osaron morir por su patria ,….
Nombraron capitan general de HERNANDO DEL DARRA, descendiente de la antigua nobleza de Frigiliana y estableciendo como cuartel general las cumbres y laderas de «El Fuerte», conociendo en la historia de la rebelión como EL PEÑON DE FRIGILIANA, por tratarse de un enclave estratégico que ofrecía auténticas garantías de huida a las Alpujarras en caso de producirse una derrota ante las huestes cristianas.
Alimentados por la idea de que recibirían la ayuda prometida tanto del cabecilla de la insurección alpujarreña Aben Humeya, como la procedente del norte de Africa, la prática totalidad de la población morisca de la Axarquía y Montes de Málaga, con mayor o menor grado de convicción en lo que estaban haciendo, abondonaron sus tierras, sus casas y demás pertenencias para encaminarse a las cumbres de «El Fuerte» en un éxodo con un final incierto, mientras los no sumados a la rebelión permanecieron en sus casas esperando acontecimientos.
Encontrándose los moriscos concentrados en número de 7.000, de los cuales 4.000 entre mujeres, viejos y niños, no eran aptos para el combate, y siendo las diez de la mañana del día 28 de Mayo de 1569, el Corregidor de Vélez AREVALO DE SUAZO inicia una primera ofensiva al mando de 1.500 hombres de las guarniciones de Málaga y Vélez que fue rechazada con suma facilidad por los sublevados mejor posicionados y en superioridad númerica. Un testigo presencial, D. Luis de Mármol Carvajal, nos lo cuenta así en su obra «Historia de la Rebellión y Castigo de los Moriscos del Reino de Granada»..
Estaban más de tres mil moros puestos en ala en la parte alta; y aunque había entre ellos pocos escopeteros y ballesteros, tenían muchos honderos, y arrojaban tanta piedra, que parecía estar sobre nuestra gente una nube de granizo; y era tan grande el crujido de las hondas que semejaba una hermosa salva de arcabucería.
Veinte muertos y ciento cincuenta heridos, todos cristianos, fue el balance de la osadía, lo que hizo montar en cólera al fracasado Suazo que regresó a Vélez con ardientes deseos de volver y castigar a «aquellos bárbaros».
Una jugada del destino puede considerarse el hecho de que por esas fechas se encontrasen navegando por aguas del Mediterráneo 25 galeras de los tercios de Italia al mando del catalán d. LUIS DE ZUÑIGA Y REQUESENS, Comendador Mayor de Castilla, al que Arévalo de Suazo solicita ayuda para aplastar a los sublevados de Frigiliana.
De esta forma, el 11 de junio de 1569, al mando de 6.000 hombres, Requesens desencadena una segunda ofensiva que Pérez de Hita nos relata en sus «Guerras Civiles de Granada» de esta forma: «…..las cristianas banderas comenzaron a subir a toda prisa por la cuesta arriba…más los moros comenzaron a defender la subida arrojando muchas piedras con una endiblada invencíon que ordenaron; y fue que tenían muchas piedras de molino apercibidas y por los ojos atravesados unos maderos gruesos que arrojaban en derecho de las escuadras de los cristianos que subían por la cuesta, y no había rueda de estas que no se llevase de camino cincuenta soldados si delante los hallaba….».
Pero a pesar de la defensa morisca, la suerte estaba echada ante un ejercito curtido en mil batallas que a fuerza de empuje ganaron las cumbres de «El Fuerte» antes del mediodía. La victoria cristiana fue aplastante, aunque no pudieron impedir la huida de unos 2.000 moriscos a través de la sierra con Hernando del Darra a la cabeza. No obstante el holocausto fue total: 2.000 muertos y 3.000 cautivos entre los vencidos, y 400 muertos y 800 heridos entre los vencedores.
Los hombres de aquí, los hombres de la luz, nunca supieron adaptarse a las sombras que les llegaron desde fuera con afán de imponerse por la fuerza.
Fue entonces cuando el carácter inhóspito de estas montañas más favoreció a sus moradores, haciéndoles fuertes para resistir los embites de la opresión y de la injusticia. En estos barrancos y collados hay escritas historias contrarias al poder establecido que van desde el levantamiento de Ibn Hafsun contra el Califato de Córdoba, allá por el año 900 de nuestra era, hasta los más recientes episodios de resistencia contra la última Dictadura impuesta en 1939; los legendarios maquis de las Sierras Tejeda y Almijara . Aquellos y estos, con más de mil años de distancia en el tiempo, tienen una trascendental circunstancia en común: Todos ellos eran hijos de esta tierra.
Del mismo modo, y entremetidos en ese periplo temporal, se encuentran otros andaluces, los hombres de a-xarqiyya, parte importante del antiguo reino de Granada, cuya existencia coincidiera con la extinción del mítico Al Andalus sobre la superficie ibérica, una vez que fuese rendido aquel reino a los reyes castellano-aragoneses en las postrimerías del siglo XV.
Fuente: http://www.archez.com/