Estamos en la noche del 25 de noviembre de 1987
Abu Animar Adham, hasta ahora un anónimo palestino de 22 años, manejando un ala delta provista de un pequeño y silencioso motor, fue el autor de la verdadera hazaña que supone franquear los muros y penetrar en territorio israelí, informó Abul Fida Onirane, responsable militar del 17PLP-CG en los campamentos de Sidón.
El piloto estaba provisto de gafas infrarrojas para visión nocturna, metralleta soviética y granadas. Tras ‘ efectuar su asalto sorpresa, el palestino, declaró Abul Fida Ornrane, se suicidó con los explosivos que llevaba encima.
Planeando a baja altura esa versión no contradice la facilitada por los israelíes. Los portavoces militares hebreos afirman que, en la noche del miércoles, un número indeterminado de palestinos, al menos dos, intentó infiltrarse con alas delta motorizadas en la alta Galilea, a partir de territorio ¡ibanés. Sólo uno, planeando a baja altura, consiguió sortear las barreras y aterrizar en la vecindad de¡ campamento de Guibor, encargado de la protección de Kiriat Shinona. El hombre del otro artefacto aéreo fue muerto en la zona de seguridad israelí del sur de Líbano.
El asaltante sorprendió dormidos a los soldados israelíes, sobre cuyas tiendas abrió fuego con una metralleta y arrojó varias granadas. “Escuchamos ráfagas y, antes de que tuviéramos tiempo de levantarnos y coger nuestras armas, empezaron las explosiones”, relató un superviviente herido a los periodistas israelíes que se desplazaron al campamento. El soldado, muy impresionado, según los informadores, añadió que el tiroteo duró “una eternidad”, pero, al parecer, no se prolongó más de un cuarto de hora.
Desde la invasión israelí de Líbano en 1982, los habitantes de la alta Galilea no habían vivido una noche de pesadilla semejante a la del miércoles al jueves. Un total de seis cadáveres y siete heridos es un pesado balance para un Ejército como el israelí que se esmera en evitar sus bajas, que es capaz de movilizar grandes medios para rescatar a un soldado herido, perdido o capiturado. Pero aún es más grave la sensación de inseguridad provocada por un ataque calificado por los mismos portavoces militares israelíes de “audaz”, “espectacular” y “suicida”.
El general Dam Shornron, jefe del Estado Mayor del Ejército hebreo, confesaba en la radio israelí que el ataque había supuesto un “golpe muy duro”. “Es muy difícil detectar ingenios volantes ligeros”, se lamentó el general. De hecho, señalaron fuentes de las organizaciones palestinas y libanesas que combaten a Israel, el ingenioso método aéreo empleado en la noche del miércoles es el único modo de franquear la doble muralla con la que el Ejército hebreo protege su frontera septentrional.